¿Qué es el acceso a la justicia?
El primer paso para mejorar el acceso a la justicia es entenderla. Desde una perspectiva social, el acceso a la justicia es un camino que las personas utilizan de manera cotidiana para resolver un problema generalmente legal; empieza cuando toman acción para solucionarlo mediante un apoyo externo.
Por ejemplo, José trabajó cinco años para una empresa de plásticos que, por la crisis económica, le está pidiendo que renuncie, José tiene una familia y pocos ahorros, no quiere renunciar pero la empresa no le da muchas opciones ¿a quién recurrir? Es aquí cuando inicia su camino de “acceso a la justicia”.
José se lo platica a su familia, su esposa tiene una amiga abogada y quizá puede ayudarle, también piensa en defensores públicos, y entre los vecinos escucha de una forma de mediación. ¿Cuánto tiempo y dinero implica cada una de las opciones? incluso la abogada le explica que “más vale un mal arreglo que un buen pleito”. ¿Qué camino tomar?
Los caminos para acceder a la justicia pueden ser mediación, arbitraje, adjudicación, negociaciones comunitarias, ayuda de familiares, sociedad civil, entre otras opciones. Hacer visibles estos mecanismos formales e informales nos permite reconocer las disputas y entender cómo es que la gente decide, entre sus opciones, el camino para resolver su problema.
Desde una perspectiva estadística, pueden hacerse un cálculo de los costos formales e informales; la preferencia de otros factores como el tiempo que tardaría un proceso, respecto a la certeza legal dictada por un juzgado, etcétera.
Desde una perspectiva jurídica el derecho de acceso a la justicia implica garantizar una puerta de entrada a un camino para encontrar una solución al problema (la acción), un camino a recorrer (el proceso, y en este caso, el debido proceso) y una puerta de salida (la sentencia, fundada en derecho y ejecutable). Pero también es un derecho sustantivo que protege: a. El derecho a ser oído, a presentar su causa ante un tribunal o ente encargado de administrar justicia. b. El derecho a un tribunal independiente e imparcial. c. El derecho a contar con todas las posibilidades de preparar una defensa en igualdad de condiciones. d. El derecho a obtener una respuesta en un plazo razonable. e. El derecho a una respuesta eficaz acorde a derecho. f. Que se cumpla lo previsto en ella.
Desde una perspectiva de diseño se califica la experiencia de José, su percepción como usuario del sistema de justicia depende no solo de tener una sentencia, sino de entenderla, cumplirla y sentirse acompañado durante el proceso.
Todas estas perspectivas son importantes pues, quizá después de tres años de juicio y una sentencia a su favor, Juanito puede sentir que no tuvo justicia, percepción que, a la larga deriva en la deslegitimación de las instituciones. Quizá optó por un mecanismo como la mediación y en un día llegó a un acuerdo que lo dejó satisfecho o quizá simplemente presentó su renuncia. Cada una de estas opciones tienen características de tiempo, recursos y resultados distintas, y todas son opciones dentro del gran concepto del acceso a la justicia.
Desde ese entendimiento, para mejorar la justicia de manera integral a veces es más eficiente cambiar un documento, o difundir mecanismos informales, que la modificación de la ley. Así, el acceso a la justicia se puede abordar desde múltiples disciplinas, para entender cuál es la parte del acceso que se debe mejorar, es necesario entender sus diferentes aristas.